Nunca debí volver. Uno vuelve porque espera
encontrar algo, algo que cree que dejó olvidado y luego descubre que lo ha
dejado en otra parte o que nunca supo dónde estaba. Uno no debe volver a los
sitios donde fue feliz y mucho menos a los lugares donde ha sufrido tanto.
Ahora sé que las avispas han sido necesarias.
Nunca debí volver. No me ha esperado el mar.
Ahora sé que las avispas han sido necesarias.
Nunca debí volver. No me ha esperado el mar.
Ni las cuatro casas que quedan en pie con los
tejados de pizarra invadidos por el musgo y las raíces de los
robles enganchadas en los zaguanes.
Mi abuela no me
ha esperado ni siquiera en el cementerio. Hace tiempo que
sus huesos fueron desenterrados y arrojados a la
fosa común.
Entonces yo era demasiado pequeña para evitarlo. Todos a los que quise han muerto hace tiempo. A este lugar no ha llegado el turismo rural ni nadie que repare los baches
de la carretera. El viento sopla hasta el viejo faro que ya no alumbra. Las gallinas son las únicas que todavía deambulan por el pueblo, pero hasta ellas parecen perdidas.
Entonces yo era demasiado pequeña para evitarlo. Todos a los que quise han muerto hace tiempo. A este lugar no ha llegado el turismo rural ni nadie que repare los baches
de la carretera. El viento sopla hasta el viejo faro que ya no alumbra. Las gallinas son las únicas que todavía deambulan por el pueblo, pero hasta ellas parecen perdidas.
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