domingo, 29 de enero de 2012

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El bolígrafo se le ha vuelto a quedar sin tinta, una putada si pretendes escribir una carta en una ciudad en guerra. Hay poca luz.Ya no se oyen las bombas y al menos la linterna sigue teniendo pilas.
Ya no cae polvo del techo pero le es imposible encontrar algo con lo que escribir...
No entiende como ha acabado metido en esa guerra.
Sólo tiene ganas de volver a casa...a su cama, darse una ducha caliente y tener una noche loca después de tanto tiempo...pero el dolor de su pierna le devuelve la realidad.
Esa realidad que le hace pensar que posiblemente no sobreviva muchos días más.



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Lágrimas que silencian lo que tus ojos quieren gritar.