viernes, 15 de febrero de 2013

Tengo equivocada la despensa,
tengo suerte de tenerte en la cabeza como quién tiene un fracaso.
Tengo un vaso, sal y espera,
tengo un “no me llores que ya eres mayor”.
Débil de inspecciones, técnicas sobre el abrazo. 
Me descalzo y te envenena el dolor como el tabaco. 
Me hace daño que te quedes tanto rato en el estanco, hasta ni vuelvas. 
No tengo corazón.
Guardo el equipaje, se me olvida la reserva.
Cuánto pesa este desastre de esperarte en cada fiesta hasta que cierran los bares y no me cuidan, 
ni me tapan al dormir. 
Lo malo está en el aire, y si no respiras te mueres.
El mar llenito de redes, la madera escucha y arde.
Hay dos cuerpos en la tarde entregándose al amor hasta ser más en nueve meses.
No quiero volver a verte.
Adiós…

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Lágrimas que silencian lo que tus ojos quieren gritar.